PHILIPSBURG, St. Maarten — El Analista de Riesgos Certificado Terence Jandroep emitió hoy un comunicado público crucial para abordar una profunda vulnerabilidad dentro de nuestro sistema de salud: la aplicación de una respuesta de emergencia de “Código 3” a pacientes terminales. Este comunicado busca aclarar un tema complejo y promover una mejor gobernanza en la atención médica al final de la vida, protegiendo a los más vulnerables.
Comprendiendo la Vulnerabilidad: Qué Implica el “Código 3” para los Pacientes Terminales
En la práctica médica, un “Código 3” es una llamada urgente para una intervención inmediata y agresiva, que generalmente implica luces y sirenas. Sin embargo, para un paciente terminal, este término se relaciona con los principios delicados de la atención al final de la vida. La urgencia de una respuesta de “Código 3” en este contexto depende completamente del plan de atención individual del paciente, sus deseos personales y cualquier documento legal existente, como las directivas anticipadas o una orden de No Resucitar (DNR). La vulnerabilidad del paciente reside en la posibilidad de que estos deseos se ignoren en una emergencia de alta tensión y ritmo acelerado.
Las consideraciones clave que deben guiar cualquier respuesta incluyen:
- Instrucciones anticipadas y órdenes de no reanimar: El factor más crítico es respetar los deseos explícitos del paciente. Una respuesta de “Código 3” debe respetar una orden de no reanimar, que es un mandato legal y ético para renunciar a la reanimación agresiva. Ignorar dicha directiva explota la vulnerabilidad del paciente y puede conllevar graves consecuencias legales y éticas.
- Cuidados paliativos y de confort: Para los pacientes que reciben cuidados paliativos, el enfoque principal es el manejo de los síntomas y el confort, no las medidas curativas. Una respuesta de “Código 3” en este contexto debe estar diseñada para abordar la angustia o el dolor, no para iniciar intervenciones que prolonguen el sufrimiento sin esperanza de recuperación.
- Comunicación y consentimiento: La comunicación clara con el paciente (si es posible) y su familia es esencial. El equipo médico debe asegurarse de que todos los involucrados comprendan los objetivos de la atención, especialmente cuando se inicia un “Código 3”. Este proceso requiere un cambio de una mentalidad reactiva a una proactiva, centrada en el paciente, garantizando que su voz no se pierda.
La Salida del Paciente: La Decisión Final del Médico
En los momentos más críticos de un “Código 3” para un paciente terminal, la decisión final del médico es lo que determina el curso de la atención y, en algunos casos, los momentos finales del paciente. Esta decisión dicta si se le realiza una reanimación agresiva o se le permite fallecer con dignidad. Es, en esencia, el acto final para finalizar la atención al paciente terminal.
Esta decisión final implica una evaluación crítica de varios factores:
- Evaluación Clínica: El médico realiza una evaluación rápida del estado del paciente para determinar si alguna intervención, como la RCP o la intubación, sería clínicamente inútil. Para un paciente con una enfermedad terminal, el pronóstico de supervivencia después de un paro cardíaco o respiratorio suele ser muy bajo. El médico debe considerar si una respuesta agresiva simplemente prolongaría el proceso de muerte sin una recuperación significativa.
- Respeto a la autonomía: El factor más importante es la autonomía del paciente, expresada mediante directivas anticipadas o una orden de no reanimar. El médico está obligado ética y legalmente a respetar estos deseos. La decisión de “retirar al paciente” de un “Código 3” agresivo no implica rendirse, sino respetar la decisión predeterminada del paciente de recibir atención centrada en su comodidad.
- Equilibrio entre principios éticos: El médico debe equilibrar el deber médico de preservar la vida con el principio ético de no maleficencia (no causar daño). En el caso de un paciente terminal, una intervención agresiva podría considerarse una forma de daño, ya que podría causar más sufrimiento y violar su derecho a una muerte en paz.
- Uso de parches de morfina: Al tomar la decisión de pasar a cuidados paliativos, el médico puede utilizar herramientas como los parches de morfina. Estos se utilizan a menudo para el dolor estable y también pueden controlar la disnea severa, asegurando que los últimos momentos del paciente estén libres de dolor y angustia. Este es un elemento crucial para una salida compasiva y digna. La decisión final es compasiva, priorizando la calidad de vida por encima de la mera prolongación de la existencia.
- Comunicación con la familia: La decisión final del médico suele tomarse en consulta con la familia del paciente o el representante designado para la atención médica. Comunican los deseos del paciente y le explican que la estrategia es brindarle comodidad y dignidad, no abandonar la atención. La decisión de “eliminar al paciente” de la respuesta agresiva es, por lo tanto, un paso a un nivel de atención diferente y más adecuado.
Un llamado a mejorar la gobernanza médica
El análisis del Sr. Jandroep destaca que estos problemas no son aislados, sino que indican una necesidad sistémica de mejorar la gobernanza y la gestión de riesgos en las instituciones sanitarias. Insta a los centros médicos y a los organismos rectores de la salud a implementar protocolos sólidos para garantizar que los planes de cuidados al final de la vida se cumplan meticulosamente y que el personal médico reciba capacitación sobre las complejidades éticas de estas situaciones.
El objetivo es pasar de una respuesta reactiva, impulsada por la crisis, a un enfoque proactivo y centrado en el paciente que respete la dignidad y los deseos de los enfermos terminales, mitigando así los importantes riesgos legales, éticos y reputacionales para todas las partes involucradas y protegiendo la vulnerabilidad inherente de los pacientes en su momento más crítico.
















