Haciendo posible la unidad para nuestra prosperidad compartida
Queridos habitantes de St. Maarten, residentes de nuestra amada isla, hermanos y hermanas
¡Feliz Día de St. Maarten!
Este Día de St. Maarten de 2026, celebramos mucho más que un territorio sin fronteras; celebramos un espíritu único y resiliente que trasciende las divisiones administrativas. Este día es un testimonio de la sabiduría de nuestros ancestros, quienes forjaron una existencia pacífica y compartida. Sin embargo, debemos hacernos algunas preguntas difíciles y reconocer algunas verdades fundamentales.
¿Es nuestra unidad simplemente un símbolo, o es un motor activo para el progreso y la responsabilidad fiscal? ¿Vivimos realmente la unidad que nuestros ancestros demostraron en su vida diaria, o es algo que solo proclamamos ritualmente un día de los 365 del año?
Durante demasiado tiempo, la idea de unidad se ha tratado principalmente como un legado cultural o histórico. En 2026, ante las presiones económicas globales y la constante amenaza de la inestabilidad climática, opino que debemos elevar esta unidad a un principio operativo y vinculante para la gobernanza de nuestra isla, el gasto de nuestros escasos recursos financieros y la inversión de nuestros limitados recursos. Nuestro destino es uno solo, eso es innegable, pero lamentablemente, nuestras estrategias financieras en ambas mitades de la isla no reflejan esa realidad.
En prácticamente todo lo que hacemos, lo primero que hacemos es buscar soluciones fuera de la isla. Rara vez nos fijamos en los demás para encontrar posibles respuestas, estrategias o proyectos conjuntos. La cooperación entre nosotros dista mucho de ser la que debería ser, incluso como vecinos, por no hablar de como familia.
El costo de la duplicación
Estoy seguro de que cada ciudadano, ya sea que pague impuestos en Great Bay o Marigot, comparte las mismas expectativas de una gobernanza eficiente y servicios públicos de alta calidad. Sin embargo, la realidad es que mantener dos administraciones completamente separadas en una isla de este tamaño es fundamentalmente ineficiente. Constantemente pagamos lo que yo llamaría un “impuesto a la duplicación”: gastamos recursos para adquirir, mantener y dotar de personal a dos sistemas separados cuando un solo sistema coordinado sería suficiente.
Quienes dividieron la isla lo hicieron por sus propios intereses, dejándonos con la obligación de defender la unidad y la cooperación, especialmente en este día tan especial. Pues bien, este año debemos proclamar que el tiempo de la cooperación simbólica ha terminado. Debemos ahora integrar el principio de consulta mutua y estrecha colaboración en nuestras operaciones diarias. Nuestra unidad debe ser la base para lograr economías de escala tangibles que reduzcan la carga para nuestros contribuyentes y liberen espacio presupuestario crucial para futuras inversiones.
Áreas prioritarias para la cooperación fiscal
Las mayores oportunidades para maximizar el ahorro y la rentabilidad radican en armonizar los servicios públicos e infraestructuras esenciales que sirven a todos los residentes, independientemente de en qué parte de la isla vivan. Me gustaría proponer tres áreas inmediatas donde el esfuerzo conjunto podría generar beneficios fiscales sustanciales y verificables para ambas administraciones:
- Adquisiciones Conjuntas y Gestión de la Cadena de Suministro
Una de las vías más rápidas para ahorrar es a través de nuestro poder adquisitivo. Al comprar artículos esenciales —desde computadoras para nuestras escuelas hasta medicamentos de alto costo y equipo médico especializado para nuestros hospitales— actualmente operamos como dos entidades pequeñas y separadas. Esto resulta en que paguemos precios más altos de lo necesario.
Al establecer un Organismo Conjunto de Adquisiciones, ambas administraciones podrían mancomunar sus necesidades anuales e ingresar al mercado como un solo comprador de mayor tamaño. Esto aseguraría importantes descuentos por volumen, reduciría la complejidad de nuestras cadenas de suministro y disminuiría el costo general de servicios públicos críticos como la salud y la educación.
Los ahorros en este ámbito pueden ser inmediatos y cuantificables, ofreciendo un alivio instantáneo a nuestros presupuestos nacionales. Después de todo, si las empresas del sector privado pueden hacerlo, me gustaría pensar que nuestros gobiernos también deberían poder hacerlo.
- Gestión de Residuos e Infraestructura Ambiental
El desafío de los residuos y los riesgos financieros y ambientales asociados son quizás los ejemplos más visibles de planificación fragmentada. Mantener dos infraestructuras distintas de gestión de residuos sólidos, lo que a menudo conduce a prácticas insostenibles, representa una carga financiera extraordinaria y a largo plazo para ambas partes.
Un enfoque conjunto, como la creación de una Planta Unificada de Valorización Energética de Residuos o de Reciclaje Avanzado, gestionada por una autoridad establecida de común acuerdo, nos permitiría compartir la enorme inversión inicial y los costos operativos continuos.
Esta inversión única y optimizada sustituiría dos sistemas costosos y duplicados, ahorrando a ambos gobiernos millones en costos de mantenimiento, remediación de vertederos y cumplimiento de la normativa ambiental durante la próxima década.
- Resiliencia ante desastres y recursos de seguridad pública
Cuando un huracán o una crisis importante azota la isla, toda sufre. De hecho, como bien dijo Félix Choisy, la tormenta no se detiene en la frontera. Por lo tanto, la preparación para desastres debe ser una preocupación inherente a toda la isla.
Actualmente, ambas partes invierten considerablemente en grandes y costosos recursos de emergencia: redes de comunicación especializadas, suministros para desastres, etc.
Al compartir la adquisición y el mantenimiento de recursos de alto costo y uso poco frecuente —como grandes generadores o bombas de alta capacidad— podríamos reducir la carga de gastos de capital para ambas tesorerías.
Además, un Protocolo Unificado de Gestión de Crisis garantiza un despliegue más rápido y eficiente de personal y equipo en toda la isla, lo que reduce directamente el costo económico del tiempo de inactividad y acelera la recuperación general, brindando un beneficio fiscal invaluable para ambos gobiernos.
Nuestro futuro compartido
En este Día de St. Maarten, comprometámonos a que la unidad que celebramos realmente trabaje en nuestro beneficio. Nuestra cooperación no debe considerarse una negociación política; es, en mi humilde opinión, un imperativo financiero que debe fundamentarse en una planificación económica sólida y una buena administración de los fondos públicos.
Mediante una estrecha consulta, compartiendo estratégicamente los recursos e invirtiendo conjuntamente, reforzaremos nuestra resiliencia y garantizaremos que cada euro y cada florín invertido rinda más y mejor en beneficio de todos los habitantes de St. Maarten.
Que este Día de St. Maarten marque el inicio de nuestra etapa más rentable y próspera hasta la fecha.
¡Feliz Día de St. Maarten a todos!
Sra. Marinka Gumbs, Ministra de Finanzas de Sint Maarten
















