GREAT BAY, Sint Maarten (DCOMM) – La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó recientemente su segundo Informe Mundial sobre Hipertensión, que indica que 1.400 millones de personas padecían hipertensión en 2024, mientras que una de cada cinco la tenía controlada, ya sea con medicación o abordando los riesgos para la salud.
Los Servicios de Prevención Colectiva (CPS), un departamento del Ministerio de Salud Pública, Desarrollo Social y Trabajo (Ministerio VSA), afirman que la hipertensión (presión arterial alta) es una de las principales causas de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica y demencia, ambos prevenibles y tratables.
El nuevo informe, publicado en un evento organizado conjuntamente por la OMS, Bloomberg Philanthropies y Resolve to Save Lives durante la 80.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, también revela que solo el 28 % de los países de bajos ingresos informa que todos los medicamentos para la hipertensión recomendados por la OMS están generalmente disponibles en farmacias o centros de atención primaria. La OMS afirma que cada hora se pierden más de 1,000 vidas por accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos debidos a la hipertensión arterial, y la mayoría de estas muertes son prevenibles.
La hipertensión arterial no controlada se cobra más de 10 millones de vidas cada año.
La prevención de la hipertensión arterial se logra fundamentalmente mediante una alimentación responsable, con especial atención al control del consumo de sodio.
El exceso de sodio provoca la retención de líquidos en el cuerpo, lo que aumenta el volumen sanguíneo y sobrecarga los vasos sanguíneos. Para contrarrestar esto, se debe limitar drásticamente la comida procesada, preenvasada y rápida (que son fuentes principales de sal oculta) y centrarse en alimentos frescos e integrales.
Adoptar una dieta rica en potasio, magnesio y calcio es muy eficaz. Esto implica priorizar las frutas, las verduras, los cereales integrales y las proteínas magras, ya que estos nutrientes ayudan a relajar las paredes de los vasos sanguíneos y a equilibrar los efectos negativos del sodio, lo que conduce a una reducción natural de la presión arterial.
Un segundo conjunto crucial de medidas gira en torno a lograr y mantener un peso corporal saludable mediante la actividad física regular.
El exceso de peso corporal, especialmente alrededor de la cintura, aumenta la exigencia del corazón para bombear sangre por todo el cuerpo, elevando la presión arterial.
Incorporar al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, como caminar a paso ligero, trotar o montar en bicicleta, puede reducir significativamente la presión arterial y ayudar a perder peso.
La constancia es clave; integrar la actividad física en la rutina diaria no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también ayuda a controlar el estrés, otro factor que contribuye a la hipertensión.
Por último, la prevención a largo plazo requiere abordar hábitos de vida clave más allá de la dieta y el ejercicio. Controlar el estrés mediante técnicas como la respiración profunda, la meditación o un sueño adecuado es vital, ya que el estrés crónico puede elevar temporalmente la presión arterial y fomentar mecanismos de afrontamiento poco saludables.
Además, es fundamental limitar el consumo de alcohol a la moderación (no más de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres), ya que se sabe que el consumo excesivo de alcohol eleva la presión arterial y reduce la eficacia de los medicamentos para la presión arterial.
Lo más importante es que no fumar o dejar de fumar inmediatamente es un paso no negociable, ya que el tabaco daña el revestimiento de las paredes de los vasos sanguíneos, acelerando el endurecimiento de las arterias y aumentando drásticamente el riesgo de hipertensión, ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
















