PHILIPSBURG, Sint Maarten – Mientras St. Maarten se enfrenta a una crisis energética en curso, el llamado a soluciones sólidas nunca ha sido más urgente. Las recientes discusiones de nuestro Primer Ministro sobre la posibilidad de solicitar asistencia financiera al Banco Mundial y al gobierno holandés subrayan la necesidad crítica de una inversión sustancial en nuestra infraestructura energética. Esta coyuntura presenta una oportunidad de oro para girar hacia soluciones energéticas sostenibles, en lugar de invertir fondos en tecnologías anticuadas y contaminantes de las que el mundo se está alejando constantemente.
Desafortunadamente, a corto plazo debemos depender de la misma tecnología obsoleta y dependiente de los combustibles fósiles para satisfacer nuestras demandas energéticas inmediatas. Sin embargo, está claro que se trata sólo de una medida provisional. La crisis actual pone de aliviar la urgencia y la necesidad de hacer una transición hacia la energía verde para el beneficio a largo plazo de St. Maarten. Invertir ahora en energía sostenible no es sólo un enfoque con visión de futuro: de hecho, es una necesidad. A medida que la comunidad global acelera su alejamiento de los combustibles fósiles, St. Maarten debe alinearse con esta trayectoria para garantizar la seguridad energética y la estabilidad económica a largo plazo. La renuencia a considerar las inversiones en energía verde como una opción viable es a la vez sorprendente y miope. Numerosos pequeños estados insulares similares al nuestro han hecho una transición exitosa a fuentes de energía renovables, y algunos han obtenido más del 50% de su energía a partir de energía verde.
También hay una gran cantidad de mecanismos financieros disponibles para apoyar nuestra transición hacia un futuro energético sostenible; Solo necesitamos tener la experiencia y la visión para recorrer este camino. Los bonos verdes y azules, el Fondo Verde para el Clima y los principales prestamistas con estrategias de responsabilidad social corporativa (RSE) que favorecen las inversiones en energía verde son fuentes potenciales de financiación. El Banco Europeo de Inversiones, el Banco Interamericano de Desarrollo y varias otras instituciones financieras internacionales y bancos multilaterales de desarrollo están deseosos de apoyar proyectos de energía verde, reconociendo los beneficios duales de la sostenibilidad ambiental y la resiliencia económica.
Además, las opciones innovadoras de pago de la deuda, como los canjes de deuda por naturaleza, los mecanismos de compensación por biodiversidad y los bonos azules y verdes, presentan vías viables para gestionar nuestras obligaciones financieras mientras invertimos en nuestro futuro. Estos mecanismos no sólo proporcionan el capital necesario sino que también garantizan que nuestros objetivos ambientales y económicos estén alineados. Especialmente Barbados es un brillante ejemplo en la región de cómo estos mecanismos financieros se ponen en práctica en un pequeño Estado insular en desarrollo, o en un gran Estado oceánico, como me gusta llamarlo.
En esta coyuntura crítica de nuestro Desarrollo Nacional, es fundamental que el gobierno de St. Maarten explore estas posibilidades y se comprometa a crear el entorno propicio y los marcos políticos necesarios para hacer de la energía verde una realidad. Esto incluye regulaciones simplificadas, incentivos para inversiones en energía renovable y un sólido apoyo a la investigación y el desarrollo de tecnologías sostenibles.
El tiempo para la acción es ahora. No podemos darnos el lujo de retrasar o desviar recursos hacia soluciones que se están volviendo obsoletas y dañinas para el medio ambiente. En cambio, debemos aprovechar este momento para guiar a St. Maarten hacia un futuro energético sostenible, garantizando una isla resiliente y próspera para las generaciones venideras.
El llamado a la transición a la energía verde no es simplemente un ideal elevado; es una necesidad práctica y urgente. Unos todos (gobierno, sector privado y ciudadanos) para aceptar este desafío y convertirlo en una oportunidad. St. Maarten tiene el potencial de ser un líder en el desarrollo energético sostenible entre los pequeños estados insulares. Ahora es el momento de hacerlo realidad.