PHILIPSBURG, Sint Maarten – El Tribunal de Apelación aumentó la pena de prisión y la prohibición electoral del ex miembro del Parlamento de Sint Maarten F.R. , quien fue condenado por corrupción, soborno y conflicto de intereses en el caso Aguamarina II. Este caso se refiere a la construcción del edificio de la Oficina de Correos y Telecomunicaciones (BTP) y su contrato de mantenimiento.
F.R. es condenado a 20 meses de prisión. Un mes de esa cantidad fue deducido por el Tribunal de Apelación por retraso indebido en la tramitación del caso. El Tribunal de Primera Instancia había condenado a F.R. a prisión de 12 meses. El Fiscal General había solicitado un aumento de la pena a 17 meses.
De manera similar, el Tribunal de Apelación también aumentó la prohibición que prohíbe a F.R. de presentarse a unas elecciones. Se le ha prohibido durante cinco años ejercer su derecho a ser votado en unas elecciones. Esto significa que no puede ser un candidato que compita por un escaño Parlamentario para esa persona. El Tribunal de Primera Instancia lo había suspendido por tres años y en el recurso de apelación el SG exigió tres años y medio.
El Tribunal de Apelación ha confirmado el veredicto del Tribunal de Primera Instancia en el caso de despojo de F.R. debe pagar 192.690 NAf a los “Fondos contra el Crimen” como restitución por las ganancias adquiridas ilegalmente durante su mandato Parlamentario. Estas ganancias se originaron en F.R. actuando como accionista de Actis, a la que se le adjudicó el contrato para implementar el nuevo plan de numeración telefónica de Sint Maarten, y de el soborno probado. F.R. fue presidente de la Comisión Permanente de Turismo, Asuntos Económicos, Transportes y Telecomunicaciones del Parlamento.
En su sentencia del 24 de enero de 2024, el Tribunal de Apelación tuvo en cuenta que F.R. “fue culpable de aceptar sobornos como miembro del Parlamento durante un largo período de casi seis años”. Con este acto, “ha causado graves daños a la reputación del cargo únicamente para su propio beneficio”.
El Tribunal de Apelación coincidió con el SG “en que es particularmente malo que el sospechoso haya pedido un soborno a un empresario por iniciativa propia. Por lo tanto, este empresario se ha sentido obligado durante años a pagar grandes sumas de dinero al sospechoso para obtener o conservar un “lugar justo en la mesa”. Al hacer esto, F.R. “Ha abusado de su influencia Parlamentaria. Además, el sospechoso se enriqueció aceptando dividendos, mientras que indirectamente se le había asignado en parte la supervisión de dicha empresa que paga dividendos”.